Comentario a un texto de Benedicto XVI
para el comienzo del año de la fe
En el editorial de L’Osservatore Romano del pasado 12 de octubre advierte Giovanni Maria Vian que «El papa Ratzinger no es el
sepulturero del Vaticano II», anotación que no podemos menos que acoger con
satisfacción. Al mismo tiempo, sin embargo, es difícil que la lectura de una
afirmación semejante no despierte la pregunta de qué motivos puede haber tenido
el director del periódico oficial de la Santa Sede para sostener algo que
debería resultar obvio, a saber, que un papa no va a neutralizar ni desvirtuar
un Concilio ecuménico. ¿Hay algo en las palabras y acciones de Benedicto XVI
que pueda hacer sospechar, sin duda injustificadamente, lo contrario? Aunque no
es posible examinar aquí todo su ministerio como obispo de Roma, tal vez
encontremos un indicio examinando un texto significativo por su ocasión y el
carácter oficial de su publicación.